EL CUENTO DE LAS CARPAS KOI




El rumor se difundió pronto y, en un rato, buena parte de los vecinos se encontraban contemplando aquel espectáculo a orillas del estanque. Era tal y como había advertido el viejo cordelero tras encontrarse con aquel maravilloso fenómeno en su paseo matinal. Y, aunque era obvio, para darse importancia, el alto comisionado cultural lo expresó mientras se acariciaba la barbilla: “Es cierto, las carpas koi nadan poéticamente”. En efecto, las carpas koi no nadaban como lo hacían de forma habitual, sino poéticamente, algo que tenía a toda la aldea fascinada. Nadie sabía el origen de un comportamiento así, por lo que decidieron encomendar la solución del misterio a alguien con la suficiente potestad intelectual. Dado que no quedaba ni un solo científico en la prefectura  tras la epidemia de 2014, optaron por recurrir al nigromante. Este – que a pesar de ser adepto de la parte más oscura de las ciencias, al menos poseía un método para organizar sus pensamientos- , aceptó el encargo, abordó su misión y, en unos días, congregó al pueblo para hacer públicos los resultados de su investigación. Al parecer, el riachuelo del que se alimentaba el estanque nacía en un pantano varias leguas aguas arriba, y junto a este se ubicaba una gran imprenta especializada en libros de poesía. Los libros cuyos cantos eran mal guillotinados en el departamento de encuadernación, se arrojaban al pantano desde un ventanuco que había al efecto en la parte trasera. Las cuchillas de la guillotina cada vez eran más romas y cortaban peor, por lo que numerosos libros de poesía se descomponían en aquellas aguas someras, mezclados con las algas filamentosas y los berros. Haciendo, de paso, que la tinta de los poemas se diluyese en el agua y que, leguas abajo,  las carpas koi del estanque de la aldea nadasen poéticamente. Para festejar tan hermoso descubrimiento, los aldeanos dispusieron nombrar alcalde al nigromante, tras ajusticiar de forma cruenta al antiguo. Se organizaron unos juegos florales de siete semanas de duración, tan bonitos y alegres que fueron muy celebrados en toda la comarca y se incluyeron dos carpas koi, nadando poéticamente, en el escudo del municipio.

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